De tanto leer libros de Autoayuda y de Inteligencia Emocional, Lola enloquece.
Con el Quijote de fondo y su obsesión por dar voz a Dulcinea, Lola, la eterna luchadora
perfecta, será diagnosticada con una enfermedad mental poco conocida, pero muy
padecida, El síndrome Dulcinea.
Monólogo cómico satírico de Concha Rodríguez.